En el año 1779, reinando Carlos III, se iniciarían las hostilidades entre España (aliada con Francia) y Gran Bretaña, en relación con la independencia de sus colonias americanas (los futuros Estados Unidos), apoyada por las monarquías borbónicas.
Inmediatamente el gobierno español. Presidido de facto aunque no de jure (todavía no existía la figura de primer ministro) por el conde de Floridablanca, se aprestó a hacer frente a los gastos de la contienda, que fueron cuantiosos y llegaron a arruinar el Real Erario, siendo esta guerra una de las causantes de la decadencia española que comenzó a notarse en el reinado de Carlos IV.
La pregunta obligada es: ¿De dónde salió el dinero para los gastos militares de las dos campañas más importantes de aquella guerra en el frente Mediterráneo, las de Gibraltar y Menorca, si tenemos en cuenta que la Hacienda era un caos y los impuestos (las denominadas rentas provinciales) eran escasos y de difícil cobro?
En aquel momento jugaban un importante papel en la economía estatal los llamados “Cinco gremios Mayores de Madrid”, que proporcionaban a la Monarquía empréstitos y recibían a cambio ciertos monopolios muy lucrativos.