El interés de Catalina II por Menorca se manifestó de manera más evidente aún si cabe en 1781, en el contexto de la política de su ministro Potemkin. El historiador británico William Coxe, que manejó abundante documentación diplomática, asegura que Inglaterra estuvo dispuesta en el año 1781 a ceder a la Zarina la Isla, a cambio de determinadas condiciones.
Desde luego Rusia siempre aspiró a poner los pies firmemente en el Mediterráneo y su política al respecto fue constante. Entonces y después.
Las condiciones exigidas eran la paz basada en las estipulaciones de París. Las partes respectivas debían volver al estado en que se hallaban por entonces, ya sea por medio de la restitución de las conquistas hechas por ambas partes, ya de cambios de igual valor. Los franceses dejarían de ofrecer su ayuda de cualquier clase a los norteamericanos, a quienes ninguna potencia extranjera daría protección.
La cesión de Menorca no se verificaría sino en el caso de que se obtuviesen estas condiciones. El tratado relativo a esta cesión se firmaría el mismo día que los preliminares y, finalmente, uniría a las dos potencias una alianza estrecha.