En la vida de un corsario hay diferentes momentos, hay momentos en los que puede ser emocionante, puede ser tediosa, aburrida, puede ser estresante y peligrosa. Son viajes monótonos, en duras condiciones en que realmente no sabes, como cuando entras en un hospital, cuando entras pero no cuando sales. El calificativo podría ser dureza: Sometimiento a las inclemencias del tiempo, a poder pasar hambre, a una vida a bordo que era durísima. Y mucho más el momento de un ataque, es un momento estresante.
Dormir a ratos en un barco y más en un barco de corso, cuando tocan la campana, hay que salir corriendo, por tanto, duermes media hora o duermes dos o duermes tres cuando puedes y te dejan.
Tenemos que tener en cuenta que en un barco de vela siempre hay trabajo. Hay que vigilar, hay que estar visualizando, porque buscas también, haces el corso, buscas. Buscas presas que capturar y posibles enemigos de los que huir.
Cuando no estas de guardia, porque en el barco siempre hay gente de guardia, pendiente de las velas, pendiente de lo que sea, estás trabajando, manteniendo, haciendo labores de mantenimiento, limpiando, pintando, arreglando cosas, porque el mar se lo come todo, la erosión del mar contra el barco es continua.
Un motivo obligado para cualquier navegante es detenerse cada cierto tiempo para recargar las bodegas con agua dulce.
Cada persona consume bastante agua, durante el día, si además tienen que remar, tienen que hacer un esfuerzo físico, sudan, se deshidratan, y, además, si hace calor pues gastan mucha más agua.
La alimentación en los trayectos corsarios era bastante parca. Como no sabían cuando iban a volver, tenían que ser lo más imperecederos posible, es decir, carne seca, pescado salado, algunas verduras como guisantes, legumbres, arroz, y todo eso con un pan de marinero que, como estaba doblemente cocido, era más difícil que se pudriera.
La convivencia en un barco, si se embarcan como remeros en la Edad Media, gente que está en la cárcel, que son delincuentes comunes, eso puede agravar la relación que hay entre ellos. En un barco puede haber 200 hombres, juntos en un espacio de 40 metros de largo por 6 de ancho, por tanto están todos codo a codo. Si hay un enfermo es muy fácil que la enfermedad se transmita. Puede haber una gripe o la peste
Durante las travesías los tiempos muertos debían ser matados de alguna manera. Existía, como no, un juego de cartas y dos galeones se encontraban en medio del mar, sacaban a sus campeones y, sobre pasarelas, los enfrentaban con lucha libre. Existe una tradición marinera que incita a pegarse, incluso en Menorca tenemos un nombre para esta lucha de cuerpo a cuerpo que se llama “Joc Mahonés”.
“Lucha mahonesa”, que no es tanto del corsario a bordo sino más todo el tema tabernario relacionado con los corsarios en el puerto. Es una lucha a puño abierto y como información os digo que hay un golpe que se llama “revés y toque bajo”. Es decir, golpes muy rudos, muy callejeros.