El puerto de Mahón siempre ha sido un lugar estratégico que durante muchos años ha sufrido el asedio de innumerables buques de guerra enemigos. Hubo un tiempo en el que era necesario utilizar un sistema que evitara el tráfico marítimo en la zona, los estrategas militares necesitaban disponer de ese control en el punto de la bocana y eso no era otra cosa que una enorme cadena que cruzaba de lado a lado la rada, a la altura de flotación de las embarcaciones, y que frenaría a quien pretendiera cruzar sin permiso al entrar o salir.
Adosados a la Torre de San Felipet existen dos edificios de bóveda de medio punto que sirvieron para guardar dichas cadenas que cerraban la entrada del puerto, así como también las minas submarinas eléctricas para su defensa. Más tarde, estos edificios se emplearon para proteger los proyectores de la bocana del puerto que iluminaban la zona para ver la aproximación de buques enemigos.
Las cadenas, tal y como se puede observar en el plano de la Biblioteca Digital Hispánica, evitaban el paso vía marítima desde San Felipet hasta Cala Pedrera y fueron un elemento más que se utilizó para la defensa del puerto de Mahón.