Los honderos baleares despuntaron en los principales ejércitos europeos de la antigüedad como verdaderas unidades de élite. Su maña con la honda, hasta entonces una arma arrojadiza de cabreros sin uso a gran escala, los llevó a batirse el cobre en contiendas que decidieron la historia y configuraron nuestro entorno tal y como lo conocemos. Por ello nos acercamos a la figura de los “foners” de las Islas, los primeros francotiradores de la historia.
Echamos atrás la mirada y retrocedemos en el tiempo unos 2.500 años. Una madre se aleja y deposita a los pies de tres niños que aguardan expectantes una bolsa con piedras macizas, de diversos calibres. Cantos rodados, recortes de la cantera cercana y piedras del camino, entre ellas. Los niños son de corta edad, pero no lo suficiente para lastimarse. Las han trasteado como juguetes desde bebés, han visto a sus mayores utilizarlas miles de veces y ahora ha llegado su turno.
Esta historia probablemente aúne características míticas con otras reales sobre el riguroso proceso de enseñanza de los honderos isleños desde su más tierna infancia. Un método que explicaría cómo se instruía desde edad temprana a los niños y por qué, al alcanzar la edad adulta, los grandes ejércitos de su tiempo se los rifaban.