En 1769 la escuadra del almirante Grigori Spiridov fondeaba a Cala Figuera con gran parte de la tripulación enferma. Muchos murieron y fueron enterrados en las cuevas de dicha cala. Más tarde sus restos serían trasladados al cementerio de la Mola donde se levantaría un monumento 50 años después.
En el siglo XVIII, durante la guerra entre Rusia y Turquía, la zarina Catalina la Grande necesitaba abrir un nuevo frente al Mediterráneo entrando por el Mar Negro, Gran Bretaña le dio apoyo técnico y le ofreció hacer escala en sus puertos, entre ellos el puerto de Mahón. Así fue como Catalina mandó el almirante Grigori Spiridov al mando de su escuadra, que fondeó a Cala Figuera antes de ir a Turquía.
Gran parte de la tripulación llegó muy enferma. Los archivos militares hablan de 367 enfermos (supuestamente de escorbuto) y se desconoce el número total de muertos pero seguramente fueron más de 200, entre ellos el hijo del propio almirante. Andreas Spiridov fue enterrado en la iglesia de la Concepción de Mahón, edificada para la comunidad griega para dedicarla al culto ortodoxo. Los otros marineros muertos fueron enterrados en las cuevas de Cala Figuera.
La zarina Catalina II también quiso que Menorca tuviera un hospital ruso para atender a sus marinos, este se habría construido en los terrenos que la comunidad griega tenía en La Mola y incluía un cementerio (también conocido como hospital griego). En 1782, durante el asedio al Castillo de San Felipe por parte de las tropas del duque de Crillón, se colocó una batería detrás del hospital ruso de la Mola para poder atacar el Castillo y el edificio fue destruido.
En 1820, cincuenta años después de la muerte de los marineros, el cónsul francés de Baleares, Froment de Champlagarde, que también representaba los intereses del Imperio ruso a la región, decidió trasladar los restos al cementerio griego de la Mola. En aquel momento también se levantó un obelisco de de 11 metros de altura, este monolito queda reflejado en un cuadro que se conserva en el museo de Moscú.
Cuando años más tarde se construyó la Fortaleza de Isabel II, el monumento fue destruido probablemente porque se consideró que suponía una referencia de puntería para el posible enemigo.