La presente condición ruinosa de los edificios (mencionados en el capítulo anterior), junto con la precaria situación de los habitantes y la desagradable manera en que las tropas estaban acuarteladas eran motivos más que suficientes cómo para solicitar el traslado del Arrabal.
La ruinosa condición del lugar estaba perfectamente ilustrada en un plano adjunto en el que se categorizaron las viviendas según su estado de conservación. Es importante señalar que las casas demolidas se reconstruyeron de manera muy defectuosa de manera que en las mismas vivían las personas que intentaron reconstruirlas.
De hecho, los habitantes del Arrabal siempre vivieron en una situación precaria. En dicho lugar nunca hubo ningún cuartel o unas simples barracas, excepto las que ocuparon los residentes, sin ninguna otra consideración que la futurible cesión de un solar en la zona para edificar el alojamiento de los soldados de reemplazo.