Un poco al norte del cañón Vickers de La Mola, cerca de la Punta de l’Esperó (punto más oriental de España), es el lugar dónde nace una fantasmagórica leyenda que asustó durante años a los reclutas que en las frías noches de invierno debieron hacer guardia en las garitas expuestas al viento.
Se decía que por la noche se escuchaban los gemidos de la Dama Blanca, algunos incluso dijeron haberla visto, y asustados dispararon su arma.
La Dama Blanca es el sobrenombre que se le dio a la Condesa Rocamari, esposa del Oficial de la Base Naval de Mahón, que fue fusilada y arrojada al mar en aquellos acantilados de l’Esperó. La leyenda cuenta que la mujer agonizó durante días sobre las rocas hasta morir.
Asesinada en los primeros días de la guerra civil, su fantasma volvía por las noches para asustar a quiénes ahí se encontraban. Cuando los niños escuchan la historia miran entre las rocas curiosos esperando ver un vestido blanco entre las sombras.
La muerte de esta mujer es trágicamente cierta aunque la aparición de su fantasma no tanto. Resulta que gran parte de los sonidos escuchados en más de una ocasión por los reclutas asustados no era más que el canto nocturno de las pardelas que anidan en los acantilados.