Después de casi dos meses debilitando el fuerte con artillería, el 6 de enero de 1.782 comenzó el asalto final. El duque de Crillón se dirigió con sus ayudantes y generales al Talaiot de Trepucó, desde donde se lanzó una descarga de fusilería, seguida de otra de los franceses y otra de los alemanes (los franceses estaban acampados en San Antonio y los alemanes en Binisermeña.) Posteriormente, se abrió fuego contra el castillo de San Felipe con todas las baterías de cañones y morteros con tal densidad, que los sitiados, no pudiendo contrarrestarlo.
El asedio al Castillo se prolongó durante un mes aprox. y los alimentos comenzaron a escasear, muy especialmente los vegetales frescos que son los más fiables para combatir el escorbuto. Gradualmente, los soldados británicos comenzaron a padecer dicha enfermedad.
Tras una serie de informes urgentes de su equipo médico, el 4 de febrero de 1.782 el general Murray envió una lista de diez términos de rendición al duque de Crillón. El acuerdo final se firmó dos días más tarde y permitió que los hombres se convirtieran en prisioneros de guerra temporales mientras esperaban los barcos de transporte de regreso a Gran Bretaña. Un gran número de británicos enfermos de escorbuto fueron atendidos en Villa Jorge.